Dominar uno o varios idiomas no es una tarea fácil, se requieren altas capacidades para llegar a ser un buen comunicador. Además, si nuestro objetivo es comunicar ideas concretas centradas en un solo campo del saber, esta tarea se vuelve mucho más ardua.
Los lenguajes de especialidad son variantes del lenguaje común que presentan unos rasgos distintivos. Dichos rasgos confieren a estos lenguajes de especialidad múltiples peculiaridades que dificultan la labor del traductor.
En este artículo, vamos a abordar un lenguaje de especialidad relacionado con un idioma concreto: el francés jurídico. Exploramos algunas de las características clave del francés jurídico y su importancia en el contexto de la traducción jurídica francés – español. Asimismo, te ofreceremos varias soluciones traductológicas bastante comunes a la hora de abordar estas situaciones.
Colocaciones léxicas
El francés jurídico, al igual que otros lenguajes, está repleto de colocaciones léxicas que en muchas ocasiones suponen un problema de traducción. Estas colocaciones se dividen en dos partes: la base, parte inalterable de la estructura, y colocativo, parte alterable que puede modificar el significado completo de la colocación en sí.
A la hora de traducir estas estructuras al español, podemos encontrarnos con varias situaciones:
- La estructura en francés coincide con la estructura en español. Por ejemplo: commettre un crime/un délit por cometer un crimen/delito. Como se observa, la base (el verbo) y los colocativos coinciden en forma y significan lo mismo.
- La estructura en francés no coincide con la estructura en español. Por ejemplo: commettre un avocat por nombrar a un abogado. En este caso, observamos como la base (el verbo) cambia completamente de significado debido al colocativo. En español, esta colocación francesa no se puede traducir de forma directa, sino que produce un cambio de significado en la base y, por tanto, en la estructura en sí.
- La estructura en francés presenta una realidad que en español no se concibe. En estos casos, no se podría traducir una colocación por otra, sino que el traductor debería llevar a cabo una traducción explicativa del concepto en la que se refleje el significado.
Por consiguiente, el traductor jurídico de francés debe conocer las colocaciones propias del francés jurídico y saber trasladar de la mejor forma el sentido del original a la lengua y sistema de llegada.
Voz pasiva
Otro componente sustancial del francés jurídico, en este caso sintáctico, es el uso de la voz pasiva. El inglés jurídico, por ejemplo, también está repleto de estructuras pasivas. Este recurso lingüístico aporta al texto jurídico un carácter más formal y arcaico. Es verdad que en el español jurídico la pasiva también está presente, pero no tanto como en el francés.
En cuanto a la traducción de estas estructuras, lo más natural es deshacerse de la voz pasiva y convertirla en activa o emplear la pasiva refleja con el “se”. No obstante, muchos expertos opinan que mantener la voz pasiva en traducciones jurídicas al español supone también mantener la fidelidad no solo de la lengua origen, sino también de la meta.
Construcciones preposicionales iniciales
El francés jurídico hace bastante uso de estructuras sintácticas encabezadas por una preposición que, además, suelen posicionarse al principio de la oración o párrafo. En lo relativo a la traducción de estas construcciones, el objetivo principal del traductor es mantener el sentido del mensaje y producirlo, en la medida de lo posible, siguiendo el orden oracional del original. Esto quiere decir que habrá ocasiones en las que el texto nos permita mantener la misma preposición inicial (su equivalente en español) y la posición sintáctica de la estructura y, otras veces, se necesitará una traducción más libre y alejada del original.
Términos institucionales
El lenguaje jurídico se diferencia de otros lenguajes de especialidad, como el científico o médico, en que no es universal, es decir, la terminología y los conceptos varían según a qué orden jurisdiccional pertenezcan. Por consiguiente, a la hora de traducir de un idioma a otros textos de esta índole, nos vamos a encontrar con muchas dificultades, ya que, en muchas ocasiones, lo que existe en un sistema no se concibe en otro.
En el caso de la terminología jurídica francesa, al proceder de un sistema jurídico similar al español, gran parte de los órganos e instituciones coinciden en mayor o menor medida. El traductor de textos jurídicos debe conocer la terminología de los ordenamientos jurídicos de Francia y España y conocer sus significados para poder establecer similitudes y diferencias entre ellos. En ocasiones existirán equivalentes, ya sean directos o funcionales y, en otras, se deberá hacer uso de otra estrategia de traducción. Todo dependerá del contexto.
En resumen, el francés jurídico, al igual que cualquier otro lenguaje jurídico, es un campo lingüístico complejo y distintivo que presenta desafíos para los traductores jurídicos que trabajan en el par de idiomas francés-español. Al comprender y apreciar estas características, los traductores pueden desempeñar un papel crucial como facilitadores de la comunicación efectiva y precisa entre las distintas culturas legales.
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María Díez Soria